miércoles, 30 de abril de 2014

Por qué se invierte en oro

Existen infinidad de razones, pero la mayor de todas, en este momento, es que el oro es el único valor “monetario” que se encuentra libre del control gubernamental de cualquier país.  No depende de ninguna economía, por lo que queda exento del control político del mismo; de aquí, también, su valor intrínseco.
En tiempos de crisis, es un valor refugio seguro, mientras otras transacciones bursátiles navegan en la indecisión.  El oro siempre ha demostrado ser una buena opción tanto en la inestabilidad, como en la estabilidad de cualquier economía.  Su firmeza financiera la garantizan los últimos 5.500 años.
Otra razón es el crecimiento de la población mundial, que crece a un ritmo de unos 100 millones de habitantes por año, mientras que el recurso natural del oro cada vez escasea más, por lo que es inevitable el continuo incremento del coste del mismo.  Por la misma razón, sabemos que la extracción total de oro hasta la actualidad no supera las 160.000 toneladas, y los geólogos y científicos nos explican que en la tierra sólo quedan por extraer unas 70.000 ó 80.000 toneladas. Entonces, es fácil llegar a la conclusión de que el coste y el precio del oro seguirá escalando posiciones cada vez más altas.
Otra razón es la reciprocidad y correspondencia existente entre el oro y el petróleo, o entre el precio de los mismos, para ser más exactos.  Naturalmente, el precio del petróleo continuará al alza, entre otras cuestiones, por la necesidad del mismo y por la demanda y consumo cada vez mayor de países en plena expansión económica, como China e India.  Eso sin tener en cuenta las zonas petrolíferas que se encuentran en situación de conflicto o de inestabilidad gubernamental.  Es más, en países como China, ha cambiado la legislación existente sobre la inversión en oro, permitiéndose por primera vez a los inversores privados adquirirlo.  Tenemos que recordar que China es poseedora de las tasas de ahorro más altas del mundo. Mientras, India es el país que más oro consume de todo el planeta, y probablemente, supere demográficamente a China en poco tiempo.
También interviene la razón de que el oro es una inversión con una de las mayores tasas de liquidez posible, ya que, además de ser un activo, tiene valor como moneda de cambio, por lo que, comparado con diferentes inversiones de cualquier tipo, el oro puede convertirse inmediatamente en moneda sin tener sufrir ningún tipo de penalización, ni de demora alguna, a diferencia de otros tipos de inversión. Esto, claro está, no ha pasado por alto a los grandes inversores, los cuales han pasado a comprar grandes cantidades, con lo que han colaborado al incremento de su precio, pero también a obtener mayor provecho y rendimiento de su inversión.
Para hacernos una idea del aumento del precio del oro y del beneficio de su inversión, podemos situarnos entre los años 1933 y 1980.  Entre 1933 y 1966, el precio internacional fue de 35 dólares la Onza Troy (medida de peso inglesa que se emplea para la cotización de metales preciosos y que equivale a 31,1034768 gramos de oro de 24 quilates.  Para obtener la cotización del oro por kilogramos, se debe dividir el valor de la Onza Troy por 31,1034768 y el resultado de la división se tiene que multiplicar por 1.000, obteniéndose de ese modo su valor en dólares).  Ese precio permaneció inalterable a lo largo de todo ese tiempo, debido al suministro continuo al mercado internacional bajo las pautas del F. M. I., pero el 15 de agosto de 1971, el presidente norteamericano R. Nixon decretó la no conversión del dólar/oro (patrón cambio oro); el precio de la Onza Troy en el mercado libre se situó rápidamente por encima de los 60 dólares; en el año 1973, ya superaba los 100 dólares, subiendo al doble -200 dólares- en el año 1974 y, ya en 1980, la Onza Troy alcanzaba los 850 dólares. En la actualidad, la Onza Troy ha roto en varias ocasiones la barrera de los 1.000 dólares.

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